Déjenme contarles una anécdota que he tenido a lo largo de mi experiencia como mago, sucedió cuando realizaba uno de los juegos de magia, de muchos que he realizado y que me ha dado tantas satisfacciones, pues fui testigo de todo ese disfrute, asombro, y alegría de los que por primera vez eran mi público mi querido público.
Nada más y nada menos que, mis hermanos, luego lo fueron mis primos, ellos fueron mis primeros espectadores y puedo decirles y asegurarles lo contentos quedaban, esto lo realizaba en un salón de mi casa, yo desde muy joven me alucinaba un mago profesional, les estoy hablando de cuando yo tenía solo 12 años de edad, cada vez me iba perfeccionando, pues a mí me encantaba y me encanta devorarme los libros, más aún si eran de juegos de magia, claro; el premio que yo recibía como recompensa, era ver esas caritas alegres llenas de asombro y que ellos se sintieran felices.

¡Ha que momentos maravillosos¡ Cómo me acuerdo, parece que fue ayer, les hacía aparecer conejos dentro del sombrero, un vaso que contenía leche desaparecía al lanzarlo al aire, la varita mágica se convertía en una vela, dos objetos adentros de dos sombreros cambiaban misteriosamente de lugar, a la vista y paciencia de mis espectadores etc., etc.

Dentro de los juegos de magia intima, me recuerdo también las sesiones espiritistas, alrededor de la meza y a oscuras, tomados todos de la mano encima y alrededor de la mesa, dos cuadrados de cartón en blanco en el centro, que ellos mismos los ponían cara con cara y los amaraban con una cinta y los dejaban en el centro de la mesa, todos con un tanto de miedo, pues no sabían lo que podía ocurrir,  luego se sentían ruidos extraños, todos decían huy, huy, nos apretábamos más y más las manos de miedo, al término de dicha sesión espiritista dejaban los espíritus un mensaje en medio de los dos cartones, dando nos a conocer que estuvieron ahí.

Ya para terminar les cuento un juego de magia que hasta ahora lo recuerdo como uno de mis preferidos, un pañuelo, un salero, una moneda, todos alrededor de la mesa, claro los espectadores, se anunciaba que la moneda pasaría a través de la mesa, y todo el mundo estaba muy atento, se colocaba la moneda en el centro de la mesa, se ponía en cima el salero y se tapaba con el pañuelo, se decían unas palabras mágicas, se daba un fuerte golpe encima del pañuelo, y el salero caía al piso, pues había atravesado la moneda y la mesa.
No deje que otros se lo cuenten, usted mismo haga estos maravillosos juegos de magia. En donde quiera que sea, usted será siempre el centro de atención de todas las miradas. Háganos llegar sus comentarios.

James Arce

Dedicado a tu éxito.